Origen: España y otros orígenes.
El suspiro de monja es un buñuelo cuyo origen data de hace unos cuantos siglos, y es otro de los postres característicos españoles que fue creado originalmente por monjas. España tiene un gran número de postres en su gastronomía que se los debe a las monjas y a los conventos, que suelen ser los mejores sitios para encontrar ejemplos de estos postres. La historia de cómo este postre obtuvo su nombre es algo más turbia.
En España la leyenda cuenta que, mientras las monjas estaban preparando unos bollos usando pasta choux (una pasta típicamente francesa), una de ellas liberó una flatulencia y el resto se echaron a reír. Ene se momento, una de ellas dejó caer un poco de pasta choux en un recipiente con aceite hirviendo y, voilà, un buñuelo nació.
Aunque posible (cosas más raras han pasado), es más probable que se llamen suspiro de monja debido a su ligereza; algunas personas dicen que su textura es tan suave y ligera que es como estar masticando aire. Sea cual sea la manera en que este postre recibió su nombre, sin duda se han convertido en un clásico en todo el país. A pesar de ser una creación celestial, son infernales en cuanto a calorías y deben ser consumidos como algo muy especial y muy de vez en cuando.
El suspiro de monja no es tan fácil de encontrar como otros platos o postres españoles, ya que no se suele servir en restaurantes, o venderse en supermercados. Hasta hoy ha permanecido como un postre más o menos casero, o se puede comprar en algunas pastelerías, pero sobre todo en conventos de clausura españoles, donde mantienen su rica tradición pastelera. Así que, ¿por qué no ayudar a mantener viva la rica tradición pastelera de España intentando hacer este postre tú mismo?
Una versión similar se puede encontrar en Argentina, aunque este dulce tiene allí una historia interesante y algo confusa. En Argentina, los anarquistas anticlericales cambiaron el nombre del postre a "bolas de fraile", pues querían volver a los estrictos regímenes impuestos por la iglesia Católica. Sin embargo, el postre era demasiado sabroso como para desaparecer del país, así que el nombre se quedó.
Si hicieras en algún momento un curso de idioma en España, no dudes en preguntar a los locales dónde conseguir un buen suspiro de monja, especialmente de un convento, pues son los mejores. Sin embargo, para aquellos a los que les gustaría probar a hacerlos en su casa, la receta se puede encontrar más abajo.
No es una receta difícil de hacer, pero deberías tener unas cuantas cosas en mente. Para conseguir la consistencia exacta y asegurarse de que la masa se fría correctamente, deberías enrrollar la masa para que tenga el grosor de un dedo. No frías demasiados a la vez, pues necesitan espacio en el aceite para freírse bien. Es mejor hacerlos en tantas. Ah, y cuidado con el aceite hirviendo cuando estés friendo estas delicias, ¡es muy peligroso y puede saltar!
Ingredientes:
Preparación: