Es muy probable que hayas visto fotos o imágenes en la televisión de gente en las calles de una ciudad española cubierta de tomate. No es una escena de una película filmada en una unicación exótica; de hecho, ocurre cada año. La fiesta de la Tomatina ocurre una vez al año en la localidad española de Buñol, en Valencia, desde 1945. ¿Cómo y por qué comenzó?
Los orígenes de la Tomatina no son muy claros, y hay versiones enfrentadas. Una de ellas dice que había un músico pésimo que solía tocar en la plaza del pueblo. Los lugareños, hartos de él, cogieron unos tomates de un puesto de verduras cercano y se los tiraron. La historia es que no todos dieron al blanco, sino a la cabeza de alguien, y eso derivó de alguna forma en una guerra de tomates.
La otra teoría dice que fueron unos cuantos jóvenes que intentaron mezclarse entre la multitud asistente a la procesión religiosa del pueblo, y uno de los asistentes se cayó al suelo por los empujones. Al levantarse, comenzó a dar puñetazos a su alrededor, y los que estaban a su alrededor cogieron unos tomates para lanzárselos en defensa propia.
Cualquiera que sea la cierta, el hecho importante es que la tomatina era tan divertida que decidieron repetir la experiencia el año siguiente. Por supuesto, la policía trató de impedirlo, y al no ser capaces, tuvieron que obligar a los combatientes a pagar los desperfectos. Ene sos años, España estaba sometida a la dictadura de Franco, y aquel que alterase el orden público podía ser castigado muy severamente.
En 1950, el alcalde de Buñol prohibió esta celebración, pues la consideraba ofensiva al honor del país y a la moral. Pero eso no hizo que la gente se resignase, y en el día señalado la gente del pueblo (no todos, por supuesto) comenzaron a lanzarse tomates los unos a los otros de nuevo. La policía arrestó a bastantes de ellos. Los demás comenzaron a protestar pacíficamente y a pedirle a la policía que los soltase.
Finalmente, la tomatina fue permitida -con condiciones-, pero los participantes se volvieron demasiaso entusiastas con la lucha, y algunos comenzaron a lanzar agua además de tomates, e incluso algunos fueron arrojados a la fuente del pueblo. Pero la gota que colmó el vaso fue que algunas autoridades fueron golpeadas por tomates en la cara o en sus impecables trajes. Por lo que la fiesta volvió a prohibirse.
En 1959 la tomatina volvió a celebrarse. Unos cuantos años más tarde, Franco murió y España comenzó a abrirse al turismo. En algunas ciudades se soltaban toros por las calles y en otras se lanzaban cabras del campanario de la iglesia (esto ya no ocurre). Buñol tenía su fiesta de la guerra de tomates y su fama se extendió por todo el mundo. Los políticos decidieron aprovechar la ocasión y suministraron más tomates, convirtiendo la fiesta en un evento masivo.
Hoy en día, la tomatina comienza a las 10 de la mañana con el primer evento, llamado "palo jabón", que es un palo resbaladizo. En la cima del palo hay un jamón español. La gente intenta trepar por el palo, y cuando alguien llega arriba y vuelva a bajar cone l jamón, la fiesta comienza de verdad.
La señal de comienzo de la guerra es a las 11 de la mañana, cuando unos cuantos camiones grandes entran en la plaza del pueblo, cargados de tomates. La gente en la parte de atrás de los camiones comienza entonces a lanzar los tomates a la gente de abajo, y la batalla comienza. Se debe aplastar los tomates antes de lanzarlos, para evitar lesiones o daños. Después de una hora exactamente, se da la señal de parar, y toda la gente y los edificios de la plaza están cubiertos de tomate. Los camiones vuelven y lavan la plaza y ala gente con mangueras. Por suerte, gracias a las cualidades ácidas del tomate, los edificios y calles quedan relucientes.
También puedes visitar la web de la tomatina, casi toda en español. Hoy en día, miles de personas -hasta 40.000- van a Buñol para participar en esta guerra de tomates, donde se lanzan unas 115 toneladas de tomates. La Tomatina tiene lugar cada año el último miércoles de agosto.