El Siglo de Oro español es un periodo de la historia de España. Lo que define a esta edad de oro en la cultura es el florecimiento de las artes y la literatura, aunque en realidad duró mucho más de un siglo y no tiene unas fechas de comienzo y de fin concretas, aunque se dice que empezó alrededor de 1492 con la Reconquista, el descubrimiento de América y la publicación de la Gramática de la Lengua Castellana de Antonio Nebrija (que marca el nacimiento oficial del español como idioma). Durante el Siglo de Oro español, el país produjo alguna de su mejor literatura, música, pintura y poesía. Parece que los Austrias, la dinastía reinante, fueron unos grandes mecenas de las artes. ¿Y el fin de esta etapa dorada? Se calcula que terminó hacia 1681 como muy tarde, año en que murió el gran dramaturgo Pedro Calderón de la Barca.
Durante el Siglo de Oro de España se publicó el primer tratado gastronómico de España. Este libro de recetas da a entender que la gastronomía y la cocina son un acto de placer y salud. Muchos otros escritores de gastronomía surgieron en este periodo, quienes escribieron libros de recetas de la Corte o sobre la gastronomía popular.
Con las artes culinarias no fue distinto, aunque estaban mucho más atomizadas socialmente. Por un lado, los cocineros de la Corte preparaban platos muy elaborados, siempre al límite (cuando no lo superaban) del exceso, y con una gran abundancia de comida. Por otro lado, la gastronomía popular de la gente más humilde se basaba fundamentalmente básicamente conocimiento transmitido y la tradición. Las recetas pasaban de madres a hijas durante generaciones, aunque la mayoría de ellas no seguían una "fórmula" exacta, ya que la comida dependía en gran medida de la economía y la disponibilidad. España siempre ha sido un país eminentemente rural, y en muchísimos casos los ingredientes utilizados provenían directamente de la huerta del cocinero.
Mientras que el rey y su Corte cenaban todo tipo de carnes, la dieta de los plebeyos se basaba en pan hecho de harina de trigo o centeno, y otro productos derivados de los cereales. La carne era escasa y se consumía casi exclusivamente en celebraciones, aunque el bacon ahumado era más común, y se incluía en las distintas ollas de la época.
Sin embargo, durante el Siglo de Oro español la alta burguesía comían pan de trigo también y, por supuesto, mucha más carne. No sólo cambiaron las costumbres culinarias en este periodo, sino que la forma de sentarse en la mesa y una nueva cubertería (el cuchillo, el tenedor y la cuchara) se conviertieron en el último grito. La guinda del pastel supuso el incómodo uso de distintos cuchillos dependiendo de la comida en el plato, algo que nos suena familiar hoy en día.
Mucha gente estaba empleada en las cortes para alimentar a la familia real. Había varios puestos: porteadores, pasteleros, gente encargada de las especias, otros a las tripas, potaxier (encargados de las verduras), fruiters (encargados de las frutas), aguadores, e incluso un puesto llamado galopin, que era el ancargado de desplumar a las aves. Las cocinas y su servicio eran una maquinaria tan compleja que tenía que estar bien engrasada siempre y requerían de grandes espacios de trabajo.
En cuanto a la comida en la mesa de la Casa de los Austrias, sabemos por referencias literarias que era ecxcesivamente copiosa y podía incluir una centena de platos en una sola comida. Los ingredientes del Nuevo Mundo se fueron introduciendo lentamente en las costumbres culinarias españolas, aunque no se terminaron de extender completamente hasta el siglo XVIII, cuando escaseaban otros productos como los cereales. Otro factor que contribuyó fue un crecimiento demográfico que produjo hambrunas en la gran parte de Europa, incluida España. En este momento, la patata se convirtió en una fuente de alimento fundamental.
Parte de la tradición gastronómica actual comenzó en el Siglo de Oro español: pesacado salado en las zonas de interior -especialmente bacalao-, los guisos de legumbres -llamados ollas- que aún sobreviven, como la olla podrida, etc. Si decides visitar España en algún momento, te recomendamos probar alguno de estos platos, que existen desde los tiempos de Don Quijote. Las artes culinarias populares tenían mucha influencia árabe y sefardí (como es el caso de las mencionadas ollas). Los centros urbanos estaban mucho más poblados mientras que los sistemas de transporte era muy inadecuados para satisfacer las necesidades de transporte, un hecho que producía hambrunas localizadas. No se podía planear la comida más allá de la del propio día en curso.
La comida en los monasterios del Siglo de Oro español no era menos abuntante y lujosa que la de las cortes. Desde el año 1607 la nieve se convrtió en el último grito, y los nobles en la corte se hicieron adoradores del helado, tanto que una gran parte del presupuesto de la Corte para comida se gastaba en nieve, que se transportaba en yeguas desde las montañas de Guadarrama.
Uno de los aspectos principales de la cocina en el Siglo de Oro español es el contraste entre la abundancia de comida de ricos y nobles, y el hambre de los pobres; una brecha que se extendería más allá de este radiante periodo cultural en España.